“Déjame, so pedazo de Plaza Italia”
“Déjame, so pedazo de Plaza Italia”
“Déjame, so pedazo de Plaza Italia”
Durante un descanso en la Guerra del Pacífico, un soldado chileno dormía cuando sus compañeros ataron su oreja a una silla, con tan mala suerte que el mismísimo general Manuel Baquedano la cogió para sentarse. Aún medio dormido y presa de la confusión más absoluta, la víctima le vociferaba a la máxima autoridad militar “suéltame, ¡animal!”.
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Durante la marcha de Ite a Tacna continuaron las privaciones. Cuenta Arturo Benavides que: "Para engañar la sed algunos introducían balas en la boca y otros bebían su propia orina. Yo intenté también hacerlo agregándole un trozo de chancaca […] pero no pude beber, pues al intentarlo me dieron náuseas. Un soldado me los pidió, y como si hubiera sido cristalina y fresca agua, con ansias los bebió." Benavides calculó que a lo largo del conflicto viajó 183 120 kilómetros, 49 770 de ellos a pie. Sin inquina contra las ampollas, tituló sus memorias de guerra Seis años de vacaciones.
Fuentes
Paz Larraín Mira, Ángel Soto. "Anécdotas de la Guerra del Pacífico". Ed. Centro de Estudios Bicentenario, 2006. ISBN: 9789568147358. Págs. 85-86