Ir por lana, y que no haya lana para salir trasquilado
Ir por lana, y que no haya lana para salir trasquilado
Ir por lana, y que no haya lana para salir trasquilado
En el siglo XIV Eduardo III de Inglaterra decretó que el lord canciller debía sentarse sobre un fardo de lana mientras estuviese en la cámara de los lores, el llamado Woolsack (“saco de lana”), de manera de simbolizar el rol central de este producto en el corazón de la economía inglesa. Por seis siglos detentó esta posición semiótica hasta que en 1938 descubrieron que el venerable objeto concebido para ensalzar la lana estaba en realidad relleno con pelo de caballo.
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Fuentes
Sir Henry Frank Heath, Arthur Lonsdale Hetherington. "Industrial Research and Development in the United Kingdom". Ed. Faber & Faber limited, 1946. ISBN: 9780598580665. Pág. 180