Una iglesia predestinada al ostracismo
Una iglesia predestinada al ostracismo
Una iglesia predestinada al ostracismo
Durante los siglos XVIII y XIX era tal el volumen de consumo de ostras en la costa Este de Estados Unidos —ejemplares de hasta 25 centímetros, hoy inexistentes— que sus conchas molidas eran material habitual para la confección de mortero de construcción. La muy turística Trinity Church de Manhattan es uno de los muchos inmuebles que se sostiene con toda la adherencia de estos bivalvos.
Al otro lado del Atlántico, Charles Dickens puso en boca de uno de sus personajes que “la pobreza y las ostras parecen siempre ir juntas”
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Fuentes
Mark Kurlansky. "The Big Oyster: History on the Half Shell". Ed. Random House Publishing Group, 2007. ISBN: 9781588365910. Pág.80 https://books.google.cl/books?id=nwYl-7DhMvcC&pg=PA80