Nada más sexy que una buena aglomeraciones de plaquetas
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En la Alemania y Austria del siglo XIX e inicios del XX las cicatrices faciales de un hombre se interpretaban como señales de bravura, resultado de duelos con espadas en la juventud. Las llamaban Renommierschmiss. Algunos estudiantes aristocráticos se herían a sí mismos con navajas para poder lucir una.
Otto von Bimarck, por ejemplo, se embarcó en 28 duelos durante sus años de estudiante en la Universidad de Gotinga.
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Fuentes
Margo DeMello. "Encyclopedia of Body Adornment". Ed. ABC-CLIO, 2007. ISBN: 9780313336959. Pág. 237 https://books.google.cl/books?id=s0122BsqrZwC&pg=PA237