El motor de los cohetes V-2 utilizaba alcohol etílico y agua como combustible. Cada lanzamiento requería el alcohol etílico de 30 toneladas de patatas, al mismo tiempo que la hambruna asolaba a millones en Europa del Este, con lo que el proyecto consumía un tercio de la producción de combustible de Alemania. El proyecto sufrió en consecuencia un retraso imprevisto: los científicos, ya muy golpeados por el desabastecimiento, robaban alcohol para fabricar licores. Un ingeniero calculó que un cohete alcanzaba para 66.130 martinis secos. Los encargados intentaron prevenir esta sustracción añadiéndole un tinte rosado poco saludable. Tras una semana descubrieron que una patata usada de filtro eliminaba el tinte. Luego el ingeniero Karl Heimburg añadió un purgante. Los test de lanzamiento se retrasaban porque los técnicos hacían frecuentes viajes al baño y otros no llegaban a trabajar. En consecuencia comenzaron a utilizar alcohol metílico, tóxico para el ser humano. Un hombre perdió la vista y otro perdió la vida.

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Fuentes

Frederick Ira Ordway, Mitchell R. Sharpe. "The Rocket Team". Ed. Apogee Books, 2003. ISBN: 9781894959001