¡Vaya saxohistoria!
¡Vaya saxohistoria!
¡Vaya saxohistoria!
El saxofón fue concebido en torno a 1840 por Adolphe Sax, un ocurrente belga que acumuló 47 patentes, tales como un aparato para gimnasia pulmonar y una sala de conciertos con forma de huevo. Otras iniciativas más descabelladas no lograron ser registradas, como el Saxocañón, un mortero diseñado para disparar proyectiles de nueve metros de diámetro. Con el más conocido de sus dispositivos musicales –pues Adolphe es también artífice de la saxotuba, saxhorno y saxotromba– enfrentó una oposición implacable. Los fabricantes de instrumentos parisinos se montaron en guerra contra una patente cuyos frutos les serían ajenos. Entablaron extensas acciones legales para revocarla, hicieron lo posible por copiar el instrumento e intentaron despojar a Sax de sus trabajadores. Cuando todo eso falló, trataron de quemar su fábrica. Pusieron una bomba debajo de su cama, que explotó antes de tiempo por un fusible defectuoso. Un fiel trabajador de Sax tuvo menos suerte, y fue asesinado a puñaladas cuando llegó de noche a la casa de su jefe, pues los verdugos lo confundieron con el inventor.
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Fuentes
Michael Segell. "The Devil's Horn: The Story of the Saxophone, from Noisy Novelty to King of Cool". Ed. Macmillan, 2005. ISBN: 9781429930871. Pág. 20 https://books.google.cl/books?id=OsWHle0otJcC&pg=PT20