“¡Pero mi cabo, si fue penal!”
“¡Pero mi cabo, si fue penal!”
“¡Pero mi cabo, si fue penal!”
El ambiente previo a la final del Mundial de Fútbol de 1930 entre Uruguay y Argentina estaba caldeado de sobremanera, al punto que los dirigentes uruguayos habían saboteado la operación para traer embarcaciones con hinchas argentinos desde Buenos Aires. En ese contexto, el árbitro belga Jean Langenus exigió un cuantioso seguro de vida para dirigir el encuentro.
Tras la victoria de 4-2 de Uruguay, el público invadió la cancha del estadio. Langenus corrió al camarín, donde se escondió por más de tres horas. Como el barco debía salir esa misma noche, escapó rumbo al puerto… disfrazado de policía.
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Fuentes
Pedro Carcuro, Esteban Abarzúa. "Me pongo de pie". Ed. Aguilar, 2009, ISBN: 9789562397193 Pág 205