Mejor cabeza de ratón que cola de león
Mejor cabeza de ratón que cola de león
Mejor cabeza de ratón que cola de león
Cuando Gabriela Mistral viajó a Suecia en 1945 a recibir el premio Nobel de Literatura, fue escoltada Beritta Sjörberg, secretaria de la embajada de Chile, traductora y dueña de un vínculo especial con Chile. Beritta había dejado parte de su corazón en Viña del Mar, allá por enero de 1939.
Nos sentamos y ahí estaba: un joven vestido de blanco, con otros muchachos. Y era como me lo había imaginado: moreno, de ojos café y pelo negro. Lo miré tanto que mi madre me dio un codazo. Él no me vio. Partimos de vuelta al barco y seguimos nuestro camino […] Jamás lo olvidé.
Años después, se presentó en la embajada de Estocolmo Francisco Oyarzún, nuevo secretario de la embajada en Moscú. ¡El mismo morenazo de Viña! Un anillo de diamantes sellaba el compromiso de Beritta con un cardiólogo. “¿Quién es ese cabeza de ratón?” preguntó el novio desde su yate cuando vio a Oyarzún. Pese a tales antecedentes, este viñamarino le propuso que le acompañara a Moscú en calidad de esposa. Beritta evacuó de su dedo el anillo de diamantes, lo lanzó al mar y aceptó la oferta del cabeza de ratón. Se casaron diez días después, y así permanecieron durante 58 años.
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Fuentes
Luis Miranda Valderrama. "Los desconocidos días de la Mistral en Estocolmo". El Mercurio Online, 20 de Diciembre de 2008 http://www.emol.com/especiales/2009/arte_cultura_religion/mistral/desconocidos.htm