En la década de 1890, el Georgia Journal of Medicine indicaba que “la máquina de pedalear” (i.e.: la bicicleta) podría causar en las mujeres “efectos ginecológicos indeseables, especialmente cuando el cuerpo es empujado hacia adelante, provocando que la ropa presione el clítoris, despertando sensaciones hasta entonces desconocidas y no materializadas por las jóvenes solteras”.

La revista Wheelman añadía que, después de pedalear:

“No piensen en sentarse a la mesa hasta que se hayan cambiado su ropa interior”.

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Fuentes

1-

Bill Bryson. “Made in America”. Ed. Black Swan, 1998. ISBN 9781409095699 Localización 5996 2-

Mark Leigh. "Is It In Yet? The Big Book of Sexual Failures". Ed. John Blake Publishing, 2015. ISBN: 9781784188580. Pág. 39 https://books.google.com.bo/books?id=JnouCgAAQBAJ&pg=PT39