Rasuroterapia
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Louis Armstrong tocaba la trompeta con tal ímpetu que en el estudio, como aún se grababa con un solo micrófono, solían ubicarlo unos cinco metros más atrás que el resto de los intérpretes para que no los ahogara con su potencia. Generó callos en su labio interior que cada cuatro o cinco años extirpaba con sus propias manos usando hojas de afeitar. Los estándares caseros del procedimiento explican que permaneciera hasta seis meses fuera de las pistas, esperando que sanara la sangría.
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Fuentes
James Lincoln Collier. "Louis Armstrong: An American Genius". Ed. Oxford University Press, 1985. ISBN: 9780195365078. Pág. 231 https://books.google.cl/books?id=6unL1Z5wA9AC&pg=PA231