“Al menos los delfines podrán jugar water polo”

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En mayo de 1949, el Torino venía de ganar cuatro scudetti consecutivos, y estaba a punto de ganar quinto, cuando el aeroplano que lo transportaba se estrelló contra la Basílica de Superga. La tragedia ocasionó una mortandad masiva de estrellas, y fue el fin del Grande Torino. Uno de los pocos que escabulló la muerte fue el gran Ladislao Kubala, quien canceló el viaje a última hora al enterarse de que su mujer y su hijo habían logrado escapar de Hungría. Para no tomar riesgos, la selección italiana viajó al Mundial de Brasil de 1950 en el transatlántico Sissa, después de recibir la bendición papal de Pío XII. Entrenaban en la cubierta, pero en breve perdieron todos los balones en el mar y hubo que limitarse a trabajos físicos.

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Fuentes

"Anecdotario del Mundial de Brasil 1950". El Mundo, 2006 http://www.elmundo.es/mundial/2006/html/historia/anecdotario/1950.html

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