“¿Tienes fuego?” “En mis ojos”
“¿Tienes fuego?” “En mis ojos”
“¿Tienes fuego?” “En mis ojos”
Piropo viene del latín pyropus, una aleación de cobre y oro de color rojo brillante. Esto procede a su vez del griego pyrōpós, de pŷr, fuego, yops, aspecto; es decir, que imita las llamas.
En castellano pasó a denominar una piedra preciosa Mg3Al2(SiO4)3 cuyo rasgo principal era su color granate. A principios del siglo XVII esta palabra entró a la poesía y tratados retóricos en asociación al fuego o la pasión, la brillantez o la belleza, y de ahí su uso a adulación de la belleza de una mujer.
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Fuentes
Juan Gil, Real Academia Española. "300 historias de palabras: Cómo nacen y llegan hasta nosotros las palabras que usamos". Ed. Planeta, 2015. ISBN: 9788467046465. Pág. 392