“Sonría… ¡¡SONRÍA LE DIGO!!”

“Sonría… ¡¡SONRÍA LE DIGO!!”

“Sonría… ¡¡SONRÍA LE DIGO!!”

Una madre vota con su hija recién fallecida

En el siglo XIX, la fotografía era una herramienta escasa y cara, por lo que muchas personas nunca se habían tomado una. Cuando estas personas morían, era común contratar a un fotógrafo para contar con al menos una foto como para la posteridad. El fallecido se maquillaba y se vestía de gala, tratando de mostrar su mejor cara, en una costumbre llamada “Fotografía Post Mortem”

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Fuentes

Hirsche, Robert. "Seizing the Light: a Social History of Photography". Ed. McGraw-Hill Higher Education, New York, 2009. págs. 34–35