“Disfrute de nuestras aguas radioactivas sin igual”
“Disfrute de nuestras aguas radioactivas sin igual”
“Disfrute de nuestras aguas radioactivas sin igual”
Poco después del descubrimiento de la radioactividad, se pensaba que algo tan maravillosamente energético tenía que ser beneficioso. Durante años, fabricantes de pasta de dientes y de laxantes añadieron torio radioactivo a sus productos. Hasta los 1920’s, el Glen Springs Hotel de New York promocionaba sus terapéuticas “Aguas minerales radioactivas”.
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Los productos radioactivos se prohibieron en Estados Unidos en 1938, pero para entonces ya era muy tarde para Marie Curie, quien murió de leucemia en 1934. Fue tanta su exposición a la radioactividad que hasta hoy sus apuntes de la década de 1890 no pueden ser manipulados. Incluso los libros de cocina. Sus libros de laboratorio se mantienen en cajas selladas de plomo.
Fuentes
Bryson, Bill. "A Short Story of Nearly Everything". Ed. Black Swan, 2004. ISBN 0552997048. Pág. 148