En 1903, la prisión de Leavenworth recibió un reo llamado Will West. Los funcionarios aseguraban que él ya había estado recluido ahí con anterioridad, pero West lo negaba. Utilizaron el sistema de mediciones anatómicas de Bertillon y una foto. Descubrieron coincidencias casi perfectas con la ficha de un “William West”, que servía cadena perpetua por asesinato en el mismo recinto. Decidieron entonces analizar las huellas digitales, y encontraron que eran por completo diferentes. Este caso es uno de los antecedentes que aceleró la adopción de las huellas digitales para usos forenses.

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Fuentes

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Larry S. Miller, Norman Marin. "Police Photography". Ed. Routledge, 2014. ISBN: 9781317524205. Pág. 4 https://books.google.cl/books?id=iy6gBAAAQBAJ&pg=PA4 2-

James E. Girard. "Criminalistics: Forensic Science, Crime and Terrorism". Ed. Jones & Bartlett Publishers, 2011. ISBN: 9781449636289. Pág. 135 https://books.google.cl/books?id=ULjRbQYPUSIC&pg=PA135