“Por si aún le quedan ganas de rebelarse”
“Por si aún le quedan ganas de rebelarse”
“Por si aún le quedan ganas de rebelarse”
Sospechando de que allí se tramaba una traición, Iván el Terrible arrasó Novgorod, y a su arzobispo le quitó la vida cosiéndolo a una piel de oso y arrojándolo a una jauría de perros.
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Fuentes
Maureen Perrie. "Pretenders and Popular Monarchism in Early Modern Russia: The False Tsars of the Time and Troubles". Ed. Cambridge University Press, 1995. ISBN: 9780521472746. Pág. 152 http://books.google.com/books?id=ip6qMp4DrzcC&pg=PA152