Armas químicas en el campo de juego

Armas químicas en el campo de juego

Armas químicas en el campo de juego

En cuartos de final del Mundial de Chile 1962, Brasil colisionó con Inglaterra. La destreza británica más recordada de ese match no fue futbolística. Como ocurre desde tiempos inmemoriales en todo espectáculo masivo chileno, un perro callejero invadió la cancha. Hubo que detener la acción, mientras Garrincha y otros jugadores intentaban agarrar al quiltro.

Jimmy Greaves priorizó la estrategia por sobre la agilidad, y se acuclilló para atraerlo con cariño fingido. Gateó hacia él, lo miró fijo a los ojos y, una vez ganado su corazón, dio el zarpazo. El público ovacionó la maniobra casi más que los dos goles de Garrincha. Lo que no se veía desde las tribunas es que el perro evacuó sobre su camiseta, y como no había recambio Greaves siguió desempeñándose con orina de perro por el resto del match. “Empecé a apestar de tal manera… Era asqueroso”, recordaba. “No me explico cómo no gané aquel partido yo solo… ¡desde aquel momento ningún defensa brasileño se atrevió a acercarse a mí!”.

Al finalizar el mundial, Garrincha adoptó al quiltro, por lo que Jimmy Greaves se conocía en Brasil como “el agarrador del perro de Garrincha”.

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En la semifinal entre Chile y Brasil, Honorino Landa fue expulsado por desconsideración con el árbitro peruano Arturo Yamasaki. Medio en broma medio en serio, Landa dijo que con un apellido como ese supuso que era japonés y no le entendería sus improperios.

Fuentes

Colin Murray. "A Random History of Football". Ed. Hachette UK, 2009. ISBN: 9781409112914. Pág. 40 https://books.google.cl/books?id=1aeil6o7GiQC&pg=PT40

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