¡Y vienen liberadas de patentes desde el día 1!
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En los siglos XVI a XVIII era habitual utilizar trozos de cadáveres humanos como medicina. Grasa frotada se usaba para aplacar el dolor. El cráneo en polvo se utilizaba para curar dolor de cabeza. Para la apoplejía o hemorragia el médico Thomas Willis preparaba una bebida de cráneo en polvo y chocolate. Carlos II de Inglaterra bebió cráneo humano en alcohol cuando agonizaba. El musgo que crecía sobre los cráneos enterrados, llamado usnea, era un preciado aditivo preciado: se creía que su polvo curaba las hemorragias nasales y posiblemente la epilepsia.
A la sangre se le adjudicaban muchos usos. Quienes no podían pagarla en boticas podían obtenerla a menor precio en ejecuciones. Para quienes preferían la sangre cocida, una receta de 1679 de un boticario franciscano describe cómo convertirla en mermelada.
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Fuentes
Maria Dolan. "The Gruesome History of Eating Corpses as Medicine". The Smithsonian Magazine, 6 de mayo de 2012 https://www.smithsonianmag.com/history/the-gruesome-history-of-eating-corpses-as-medicine-82360284/?no-ist