Antes muerto que catolificado
Antes muerto que catolificado
Antes muerto que catolificado
Oliver Cromwell, máxima autoridad de Inglaterra entre 1653 y 1658, era un devoto protestante. Tanto, que se rehusó a tratar su malaria con el “polvo jesuita”, esa novedad llamada quinina, que su cabeza no podía desvincular de los sospechosos misioneros católicos españoles. Murió a la cabeza del gobierno cinco años después, víctima una septicemia agravada por un rapto de, era que no, malaria.
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Con la elección del devoto católico Fernando II de Habsburgo como rey de una Bohemia predominantemente protestante, el horizonte se ennegreció. El caballero puso fin a la tolerancia religiosa al interior del Sacro Imperio Romano Germánico que con tanto esfuerzo se había consagrado en la Paz de Augsburgo de 1555. Cuando en 1618 ordenó el cese de la construcción de capillas protestantes, la aristocracia decidió que el hostigamiento contra su fe había llegado demasiado lejos. Capturaron a tres delegados del emperador y los arrojaron desde las ventanas del castillo de Hradcany. Quiso el destino que el estiércol del foso, ubicado 21 metros gravedad abajo, amortiguara la caída. El episodio pasó a la historia como la Defenestración de Praga: literalmente, “el lanzamiento desde la ventana” (un acto que se ha vuelto todo un hábito para los checos, pues sumando las de 1419, 1483 y 1948, ya vamos en la Cuarta Defenestración de Praga). Muchos católicos vieron en tan milagrosas boñigas una señal de intervención divina y más tarde el emperador concedió a uno de ellos el título nobiliario de von Hohenfall, o “caído desde lo alto”
Fuentes
Jack Edward McCallum. "Military Medicine: From Ancient Times to the 21st Century". Ed. ABC-CLIO, 2008. ISBN: 9781851096930. Pág. 197 http://books.google.cl/books?id=5BXB9QtUfFQC&pg=PA197