“No encontramos abogados que hablaran ratonés para su defensa”
“No encontramos abogados que hablaran ratonés para su defensa”
“No encontramos abogados que hablaran ratonés para su defensa”
Pedro III de Rusia (1728-1762) estaba obsesionado con su colección de soldaditos de juguete, a los que les dedicaba una cantidad absurda de tiempo. Cuenta su consorte y futura emperatriz de Rusia, Catalina la Grande:
Un día, cuando entré a las habitaciones de su alteza imperial, vi una gran rata que él había colgado con toda la parafernalia de una ejecución. Le pregunté que significaba todo eso. Me contó que la rata había cometido un gran crimen, el cual, de acuerdo con las leyes de la guerra, merecía la pena capital. Había escalado las rampas de una fortaleza de cartón, que él tenía en una mesa de su despacho, y había comido dos centinelas, hechos de médula de madera, que estaban de turno en los bastiones. Su acomodador había atrapado al criminal, había sido juzgado por ley marcial e inmediatamente ahorcado; y, como vi, iba a permanecer tres días expuesto como ejemplo público. En defensa de la rata, puede al menos ser dicho que fue colgada sin haber sido interrogada u oída en su propia defensa.
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Fuentes
John Stevens Cabot Abbott. "The Empire of Russia: From the Remotest Periods to the Present Time". Ed. Mason broteers, 1860. Pág. 385 https://books.google.cl/books?id=IsMRAAAAYAAJ&pg=PA385