“¡Pero podría usar sus sostenes de máscara antigas!”
“¡Pero podría usar sus sostenes de máscara antigas!”
“¡Pero podría usar sus sostenes de máscara antigas!”
Durante la Segunda Guerra Mundial, los espías británicos planearon introducir estrógeno –la hormona femenina- en la comida de Hitler, de manera de feminizarlo y volverlo menos agresivo. El estrógeno es insaboro y su efecto es lento, por lo que no sería detectado por sus catadores. Había agentes lo suficientemente cerca como para tener acceso a su comida, pero el plan nunca se llevó a cabo.
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Fuentes
Brian J Ford. "Secret Weapons: Technology, Science and the Race to Win World War II". Ed. Bloomsbury USA, 2011. ISBN: 9781849083904