“‘Cuec! ¡un quark!”
“‘Cuec! ¡un quark!”
“‘Cuec! ¡un quark!”
Los quarks fueron así llamados por su descubridor Murray Gell-Mann buscando imitar el sonido del graznido de un pato. No sabía cómo escribirlo, hasta que de casualidad leyó la frase Three quarks for Muster Mark! en el libro Finnegans Wake de James Joyce.
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Fuentes
J. Gribbin, M. Gribbin (1997). "Richard Feynman: A Life in Science". Penguin Books. pág. 194. ISBN 0-452-27631-4.