Durante la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956, Barry Larkin, estudiante de veterinaria, creó una antorcha falsa con la pata de una silla de madera pintada de plata, encima de la cual había una lata de pudín de ciruelas. Dentro de la lata metió calzoncillos usados empapados en queroseno. Cuando la verdadera antorcha se acercaba, le prendió fuego y corrió hacia el estadio. Otro estudiante lo acompañó vestido de escolta de motocicleta con uniforme de reserva de la fuerza aérea. La policía pensó que era la genuina antorcha y lo escoltó, hasta que  Larkin la entregó a la autoridad, Pat Hills. Comenzó su discurso y no se dio cuenta del engaño hasta que se lo susurraron al oído.

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Fuentes

David Goldblatt. "The Games: A Global History of the Olympics". Ed. Pan Macmillan, 2016. ISBN: 9781447298854. Pág. 226 https://books.google.cl/books?id=K2zFCgAAQBAJ&pg=PA226