¡Y no olerás a tus amantes!
¡Y no olerás a tus amantes!
¡Y no olerás a tus amantes!
En la época tardía del Imperio Romano, el adulterio de una mujer casada era castigado con la amputación de la nariz… para ambos.
También era castigado con amputación de la nariz el sexo con una monja (para ambos), con una mujer comprometida y las violaciones.
El adulterio de un hombre casado con una soltera, en cambio, solo era castigado con latigazos.
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Fuentes
Edward Gibbon. "The History of the Decline and Fall of the Roman Empire", Volumen 5. Ed. Cosimo, Inc., 2008 ISBN 9781605201283 Pág. 529 http://books.google.com/books?id=qsR3XAMpjFgC&pg=PA529