“Ah, y mañana mismo me deroga la ley de gravedad”
“Ah, y mañana mismo me deroga la ley de gravedad”
“Ah, y mañana mismo me deroga la ley de gravedad”
Cuando Stalin pronunciaba mal una palabra, todos los posteriores oradores se sentían obligados a repetir el error para no humillarlo. En palabras de Viacheslav Mólotov, su ministro de Relaciones Exteriores:
“Si lo hubiera dicho bien, Stalin habría sentido que lo estaba corrigiendo’” Era “muy quisquilloso y orgulloso”.
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Fuentes
Simon Sebag Montefiore. "Stalin: The Court of the Red Tsar". Ed. Hachette UK, 2010. ISBN: 9780297863854. Pág. 254 https://books.google.cl/books?id=7kZNnKlKNp4C&pg=PT254