“Bienaventuradas sean las barbudas, porque de ellas será la soltería eterna”
“Bienaventuradas sean las barbudas, porque de ellas será la soltería eterna”
“Bienaventuradas sean las barbudas, porque de ellas será la soltería eterna”
Durante la Edad Media, era tal el fervor con el que se defendía la virtud de la virginidad, que entre las veneradas estaban:
Santa Margarita de Antioquía. En la noche de su boda, no pudo soportar la idea de perder la virginidad y huyó a un monasterio, donde se hizo pasar por años como el Hermano Pelagio. Por su comportamiento ejemplar, fue nombrada/o capellán. Fue acusada/o de embarazar a una monja, pero antes que revelar su identidad huyó a una cueva.
Santa Librada o Santa Wilgefortis. Hija del rey de Portugal, se rehusó a casarse con el rey de Sicilia, y rogó a Dios que preservara su voto de virginidad. Dios la recompensó con el don de la barba, el bigote y abundante vello corporal, volviéndola repulsiva a su pretendiente. Se convirtió así en patrona de las mujeres mal casadas.
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Fuentes
Mary Gordon. "Joan of Arc: A Life". Ed. Penguin, 2008 ISBN 9781440632730 Pág. 74 https://books.google.cl/books?id=T7rr5D0ay-UC&pg=PT74